En todo el país, ya cerraron 94.000 en la última década y el número sigue creciendo durante el gobierno de Milei. 

En el último año, 16.000 kioscos de barrio cerraron en Argentina, reduciendo la cantidad de establecimientos formales de 112.000 a 96.000.

El panorama no es nuevo: en los últimos diez años, el sector acumula 94.000 cierres. De ellos, 28.000 ocurrieron durante el gobierno de Mauricio Macri, mientras que otros 50.000 se registraron bajo la gestión de Alberto Fernández, especialmente durante los primeros meses de la cuarentena por la pandemia de COVID-19.

A esta crisis se suma el crecimiento de la informalidad. Cada vez proliferan más kioscos ilegales que operan desde ventanas de viviendas particulares, una práctica en aumento que profundiza la competencia desleal y pone en jaque a los comercios habilitados.

En diálogo con Última Pregunta, Néstor Acuña, vicepresidente de UKRA, advirtió: “Quienes nos gobiernan hacen vista gorda. Otros creen que el mercado se regula solo, pero la realidad es que, con las condiciones actuales, no podemos competir con las grandes cadenas de kioscos. Vamos camino a desaparecer, como pasó con los almacenes en los años 90”.

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